«El sobrepastoreo deja el suelo desprotegido, erosionando y reduciendo la regulación hídrica».
El viernes pasado, diversas organizaciones vinculadas a la conservación y protección del medio ambiente y al montañismo, presentaron reclamos, en la Secretaría de Ambiente y Cambio Climático de la provincia de Córdoba, solicitando que las Áreas Naturales Protegidas provinciales cuenten con gestión efectiva, planificación de manejo y ordenamiento territorial de usos.
Estas presentaciones cobraron impulso a partir de los recientes sucesos relacionados con un proyecto de explotación minera en la Reserva Hídrica Provincial de Achala, en el acceso al macizo de Los Gigantes, que tuvo gran repercusión pública y que fuera desactivado gracias a la fuerte presión ciudadana.
Aquellos sucesos abrieron un debate entre las organizaciones, sobre el estado de gestión de las áreas naturales protegidas cordobesas, particularmente, el de las Reservas Hídricas.
El consenso unánime señaló problemas crónicos, que se extienden por décadas en estas áreas, como el sobrepastoreo ganadero, la minería, reiteradas quemas ilícitas de campos y falta de ordenamiento de la actividad turística.
DESERTIZACIÓN DE LAS MONTAÑAS
Las Reservas Hídricas cumplen un rol vital para la sociedad cordobesa. Allí, en menos del 5% de la superficie provincial, nacen el 70% de los ríos, que abastecen a más del 60% de la población humana. Además, los caudales de los ríos sirven a la producción eléctrica y son determinantes para el aprovechamiento turístico de los balnearios.
Los territorios protegidos serranos se siguen destinando principalmente a la cría ganadera, en un modelo generalizado de fuerte presión de pastoreo y uso del fuego, lo que reduce significativamente la cobertura vegetal protectora del suelo.
El suelo al quedar expuesto, tiene reducida severamente su capacidad de infiltración y de retención del agua de lluvia, pero además, su erosión es constante e irreversible.
Las organizaciones señalaron que científicos de la Universidad Nacional de Córdoba y del CONICET demostraron que el sobrepastoreo y las quemas de campos son causantes de la retracción de nuestros bosques nativos y, peor aún, de la erosión activa de nuestro suelo. Todo esto conduce paulatinamente a la “desertización” de las montañas, convirtiendo praderas y bosques nativos en roca expuesta. Dicho en términos simples: cada kilogramo de ternero producido de la manera tradicional en las Reservas Hídricas (y en otros territorios serranos), conlleva el costo de un importante volumen de nuestro suelo, que se pierde para siempre.
La pérdida del suelo de las cabeceras de cuencas hídricas y el mal rendimiento hídrico actual, son problemas por demás graves para nuestra sociedad: los cordobeses hemos padecido, en los últimos años, crisis por falta de agua en invierno y primavera y desastrosas crecidas de verano, que pudieron haber sido atenuadas si hubiésemos contado un ambiente saludable en las Reservas Hídricas.
«La pérdida del suelo de las cabeceras de cuencas hídricas y el mal rendimiento hídrico actual, son problemas por demás graves para nuestra sociedad: los cordobeses hemos padecido, en los últimos años, crisis por falta de agua en invierno y primavera y desastrosas crecidas de verano, que pudieron haber sido atenuadas si hubiésemos contado un ambiente saludable en las Reservas Hídricas».
Además, la erosión por quemas y por sobrepastoreo contribuye a la eutrofización y colmatación de embalses, agravando el mal estado de lagos como el San Roque. Claramente, por todos estos motivos fueron creadas nuestras Reservas Hídricas, de acuerdo a lo que señala la Ley. Pero, como sabemos, nunca se pusieron en funcionamiento efectivo mediante planes de gestión, manejo, uso, fiscalización y monitoreo: no hay -ni ha habido- diferencias en lo que ocurre dentro y fuera de sus límites.
MENOS GANADO Y MAS AGUA
Paradójicamente, el volumen de ganado que aportan las sierras al total provincial es muy bajo y es, además, una actividad que tiene relativamente baja rentabilidad económica, pero que está afectando muy negativamente el rendimiento hídrico de nuestras montañas. Las sierras, nuestras “fábricas de agua” deberían estar produciendo mayores flujos hídricos de calidad y menos terneros. Se necesita reducir la cantidad de ganado que pastorea allí y sumar a los productores en la regulación de la escorrentía hídrica.
Para solucionar la deficitaria regulación hidrológica de las Reservas Hídricas, algunos de los peticionantes recomendaron seguir modelos de gestión de cuencas hídricas montañosas que son exitosos en otros países, consistentes en pagos por servicios ecosistémicos. Es decir, allí donde nacen los ríos, en lugar de ganar dinero produciendo terneros de manera no sustentable, los productores podrían ganar su sustento prestando servicios en la regulación de la escorrentía hídrica en sus propios campos. A partir de un simple cálculo de negocio, se observa que mediante estos sistemas de gestión, los productores podrían obtener una rentabilidad no inferior que con la ganadería, pudiendo ser muy superior. Ordenamiento territorial de la producción. Regulación del balance hídrico. Producción de servicios ecosistémicos. En eso consiste una Reserva Hídrica.
FUEGOS ILICITOS
Entre los problemas señalados para algunas áreas protegidas provinciales se destacan los fuegos ilícitos vinculados a la quema de pasturas. Según registros del Parque Nacional Quebrada del Condorito (PNQC), en los últimos años hubo un promedio de más de un fuego atribuible a quemas ilícitas de campos por semana, en su vecina la Reserva Hídrica Provincial de Achala (RHPA). Por otra parte, es preocupante el avance de especies exóticas (introducidas), en estas áreas, particularmente el pino, el crataego o el cotoneaster, entre otras, y animales como el jabalí europeo, que degradan severamente el ecosistema y que afectan negativamente el recurso hídrico.
MINERIA y TURISMO DESORDENADO
Otra muestra evidente del déficit de gestión de las áreas protegidas provinciales son las actividades mineras. No se trata solamente de aquel proyecto reciente, que la ciudadanía rechazó, y que la autoridad provincial debió haber rechazado inmediatamente sin dar prosecución al trámite, de acuerdo a los términos de la Ley 6.964 (Régimen de Conservación de Áreas Naturales).
En efecto, hay antecedentes de explotación minera en la RHPA. Por ejemplo, está oficialmente documentado que, entre 2009 y 2010, se activó una explotación minera de cuarzo en plena RHPA, muy cerca del PNQC, con autorización provincial, que ha permanecido activa durante mucho tiempo.
En cuanto al uso turístico, la falta de ordenamiento y la débil presencia institucional, propician otra clase de problemas. Vemos gente no idónea transitando fuera de senderos, sin equipo adecuado, sin supervisión, en sectores como Los Gigantes o el cerro Champaquí, dañando el suelo y, peor aún, reiterándose los extravíos de visitantes. Por otra parte, cada año, la RHPA padece el descontrol en torno al campeonato de rally, con miles de fogones encendidos por todas partes, incluso bajo condiciones de riesgo de incendios, cortes de especies protegidas para leña y dispersión de toneladas de residuos.
Es importante señalar que estas situaciones van en contra de lo que establecen nuestras Leyes Provinciales, como la Ley 6.964 (Régimen de Conservación de Áreas Naturales), la Ley 8.751 (Manejo el Fuego), la Ley 7.343 y (Preservación, Conservación, Defensa y Mejoramiento del Ambiente) y la Ley 10.208 (Política Ambiental Provincial).
También están en contra de lo previsto en las Leyes Nacionales de Presupuestos Mínimos -de cumplimiento obligatorio para las Provincias-, como la Ley 26.562 (Protección Ambiental para el Control de Actividades de Quema), la Ley 26.331 (Protección Ambiental de Bosques Nativos) y la Ley 25.675 (Ley General de Ambiente).
Los solicitantes reclamaron que se elaboren los reglamentos de uso y gestión de todas las áreas naturales protegidas, según establecen las leyes provinciales, algunos de los cuales llevan casi 20 años de retraso. La falta de ordenamiento territorial, de planificación, de gestión efectiva y de fiscalización, sumados a la muy débil o nula presencia institucional en el terreno, contribuyen con la persistencia de actividades degradantes para el ambiente y que menoscaban diversos servicios ecosistémicos esenciales.
Formalizaron sus presentaciones por mesa de entradas de la Secretaría de Ambiente, el Club Andino Córdoba (CAC), el Club de Actividades de Montaña de Alta Gracia (CAMAG), la Federación Cordobesa de Montañismo y Escalada (FeCME), Andinistas Argentinos (AA), la Asociación Civil Defensa Verde (DV), la Asociación Civil Ecosistemas Argentinos (Ea) y el Centro de Ecología y Recursos Naturales “Dr. Ricardo Luti” de la Universidad Nacional de Córdoba (CERNAR).