La sequía en San Luis puso a varias comunas en Emergencia Hídrica, dejó en evidencia el deterioro de las viejas infraestructuras hídricas, provocó que miles de hectáreas de cultivos se perdieran, generó protestas, dejó al descubierto el derroche de agua de los puntanos y evidenció la distribución desigual del recurso.
San Luis padece una sequía preocupante: desde el 2019 las lluvias son inferiores al promedio, los ríos y arroyos mantienen un caudal mínimo y el 80% de los diques se encuentran bajo cota.
Según datos de la Red de Estaciones Meteorológicas -REM-, entre enero y noviembre del 2021 llovieron en toda la provincia 31.489 milímetros de agua, mientras que en el mismo periodo de este año se registraron precipitaciones por un valor de 20.385 mm. En otras palabras, en lo que va del 2022 llovieron 11.103 mm menos que en la misma etapa del año pasado.
La falta de lluvias se observa en los arroyos, los diques y el monte. De los 20 diques de la provincia, 16 se encuentran bajo cota: El dique La Huertita, que abastece unas 4.500 hectáreas de cultivos es el más afectado con una cota de -23.9 metros. La Florida, que provee de agua cruda a gran parte de la capital provincial, La Punta y Juana Koslay se encuentra con una cota de -2.2 mts. Mientras que el embalse Potrero de los Funes, que abastece de agua a parte de La Punta, zonas del Potrero y algunos cultivos, se encuentra con una cota de -2.8 mts.
CIUDADES EN EMERGENCIA
Los meteorólogos indican que esta sequía se relaciona con el fenómeno de La Niña, con el cambio climático y con los propios patrones climáticos de una región con características semiáridas.
Fue en agosto pasado que la sequía comenzó a preocupar: a mediados de ese mes la Cooperativa de Agua del Potrero de los Funes había adelantado que la situación era crítica y le solicitó al Concejo Deliberante local que declare la Emergencia Hídrica. Luego, el 5 de septiembre fue Villa de Merlo quien declaró la emergencia, advirtiendo cortes de agua y solicitando extremar el cuidado del recurso.
Hoy tanto los merlinos cómo los vecinos del Potrero sufren cortes de agua recurrentes y prolongados. Sin embargo, aunque no había llovido ni una gota, el 9 de septiembre el intendente del Potrero, Damián Gómez, vetó la declaración de Emergencia Hídrica de manera arbitraria y sin brindar ninguna explicación al respecto.
Entre enero y noviembre del 2021 llovieron en toda la provincia 31.489 milímetros de agua, mientras que en el mismo periodo de este año se registraron precipitaciones por un valor de 20.385 mm. En otras palabras, en lo que va del 2022 llovieron 11.103 mm menos que en la misma etapa del año pasado
Con el paso del tiempo la situación se fue agravando y la preocupación ya no es estrictamente de las localidades bajo circunstancias de emergencia, sino que lo apremiante compete a todo el ámbito provincial: el temor hoy es que la sequía se extienda y afecte a todas las localidades por igual.
La falta de lluvias se hizo notar también en los montes nativos; la sequedad del ambiente propició que las llamas de los incendios forestales se propaguen rápidamente, sumen voracidad y sean muy complicadas para extinguir. Está situación sumada a la intencionalidad sentaron las bases para que se quemen cerca de 50.000 hectáreas de cubierta forestal en lo que va del año.
Por otra parte, más de 15.000 hectáreas de cosechas se perdieron debido a la escasez de precipitaciones, según consignó la Sociedad Rural de San Luis.
Al respecto, las autoridades provinciales se concentraron en asegurar el abastecimiento de agua para consumo humano; en ese sentido el Dique San Felipe, que se encuentra con una cota de -6.2 mts, dejó de liberar agua para el agronegocio a pedido de los vecinos.
Más de 15.000 hectáreas de cosechas se perdieron debido a la escasez de precipitaciones, según consignó la Sociedad Rural de San Luis
La situación fue empeorando con el paso del tiempo sumado al aumento de las temperaturas y a finales de septiembre comenzaron las protestas: vecinos del Potrero cortaron la entrada al circuito por las interrupciones en el suministro de agua y por la falta de obras hídricas que garanticen el abastecimiento del recurso: denunciaron que esta situación podía preverse y que no se hizo nada para anticiparse.
Ya en octubre fueron los merlinos quienes salieron a las calles protestando por una distribución desigual del recurso, ya que algunos barrios sufrieron cortes de agua por más de seis días consecutivos, mientras que los barrios más ‘acomodados’ no padecieron ni una interrupción en el suministro. También manifestaron por la falta de obras hídricas.
PRIVILEGIOS Y DENUNCIAS
En comunicación con Sala de Prensa Ambiental, desde la Asamblea por el Agua de Merlo explican que el problema está relacionado con una planificación urbana deficiente, con los desmontes y la alteración del equilibrio hídrico, con el derroche de agua y el consumo desmedido del “agronegocio”.
Por ejemplo, cuentan que “Cresud, una empresa semillera poseedora de grandes extensiones de tierra y perforaciones propias, consume 70 veces más agua que toda la Villa”. También relatan que el “Country Chumamaya se apropió del arroyo El Tigre”, y mientras los merlinos padecen cortes de agua frecuentes y extendidos “en el Chumamaya y otros countrys los jardines están verdes en plena época de sequía, estas urbanizaciones hacen un uso desigual y desmedido del agua”, denuncian desde la Asamblea.
Agregan que “desde la Cooperativa de Agua aseguran que -debido al pésimo mantenimiento de los caños- se pierde cerca del 25% del agua por filtraciones, así que con obras de mantenimiento ya mejoraría bastante la situación”.
Por estas cuestiones los vecinos de la Villa se manifestaron frente a la Cooperativa y la Municipalidad de Merlo.
Consecuencia del reclamo, la Cooperativa de Agua de Merlo pasó a ser co-gestionada junto al municipio de la villa turística, y como primera medida buscaron aumentar la capacidad de bombeo y optimizar la administración de las reservas de agua, también solicitaron que se inicien las obras hídricas que el gobernador Alberto Rodríguez Saá prometió hace años.
Luego, la comuna de Los Molles, situada varios kilómetros al sur de Merlo, también declaró la Emergencia Hídrica y anunció una reducción en la presión del suministro. Además, dijo que multarán el derroche de agua.
Ya en noviembre fue El Trapiche quien se declaró en Emergencia Hídrica, y anunció multas por el derroche, además el jefe comunal dijo que esta sequía no se ve desde hace 50 años por lo menos.
Más recientemente, el Concejo Deliberante de la capital provincial declaró por unanimidad la Emergencia Hídrica, ya que los tres diques que abastecen a la ciudad se encuentran con una bajante preocupante: La Florida con -2.2 metros, Cruz de Piedra con -6.3 y el Antonio E. Agüero con -21.4. Con la medida se anunciaron restricciones en el uso del agua y sanciones al derroche del preciado recurso.
Cresud, una empresa semillera poseedora de grandes extensiones de tierra y perforaciones propias, consume 70 veces más agua que toda la ciudad de Villa de Merlo
Además, hay varias comunas que, a pesar de no haber declarado la Emergencia, en la práctica se encuentran bajo una acuciante crisis hídrica, como por ejemplo Naschel.
Cabe aclarar que, según datos del municipio capitalino, en verano el puntano promedio consume unas 5 veces más agua que lo recomendado por la ONU, lo que sugiere que el derroche está arraigado en la cultura sanluiseña.
Por estas, y otras, razones San Luis Agua comenzó con obras hídricas en diversos parajes de la provincia para optimizar la distribución del recurso, ya que miles de metros cúbicos de agua se pierden por filtraciones.
Finalmente, aunque la llegada de la primavera/verano trae lluvias consigo, los meteorólogos prevén que tendremos un verano más seco de lo normal y estiman que las fuertes lluvias llegarán recién en febrero del 2023.