Un informe que aún no es público y al que accedió Sala de Prensa Ambiental señala que el gobierno provincial proyecta realizar 166 pequeños embalses en la cuenca del río Saldán para “controlar” las inundaciones.
La localización de las represas ya está diseñada y hay opiniones dispares por el impacto ecosistémico que podrían ocasionar estas obras.La Secretaría de Recursos Hídricos de la provincia tiene en su poder el polémico plan.
La bióloga Daniela Tamburini, del Centro de Ecología y Recursos Naturales (CERNAR) de la UNC explica que “embalsar no es la solución óptima, más bien sería sólo un paliativo” y agrega que si se concreta el proyecto gubernamental esto va a cambiar la dinámica natural de los cursos de agua con lo que ello significa para el sistema. De todas maneras -dice la bióloga- no quedan muchas opciones para solucionar este tema urgente».
La especialista del CERNAR advierte que “la cuestión es como van a encarar esos embalses, si además van a rectificar los cursos de agua, o si van a canalizar, lo que aumentaría la velocidad del agua.”

 

En el proyecto al que Sala de Prensa Ambiental pudo acceder, no se mencionan si estas obras hidráulicas irían acompañadas de otras medidas, como la restauración del bosque en la cuenca alta, laderas y márgenes de cursos de agua. Tampoco se habla de puntos clave como la limitación de la expansión urbana, lo que sería, según Tamburini, “una tarea difícil ya que se deberá negociar con el sector inmobiliario que tiene gran poder en nuestra provincia”.
Por su parte, el ing. Marcos Karlin, del Área de Manejo y Planificación de Cuencas Hidrográficas de la facultad de Ciencias Agropecuarias de la UNC señala que el proyecto consiste “en la modelación del río que pasa por varias localidades de las Sierras Chicas y determina que hay construir embalses de retención para retrasar el tiempo de escorrentía del agua. Si son 166 embalses, obviamente van a tener impacto sobre el ecosistema serrano.”
El proyecto presentado a fines de diciembre pasado por el ing. Rubén Romero a las autoridades del Ministerio de Agua y Ambiente, por ejemplo, demanda la construcción de un mini-dique de 4 metros de altura en la zona de San Fernando, cerca del predio minero El Ombú, en Villa Allende. Al respecto, el ing. Karlin opina que “la particularidad es que esa zona conserva áreas de bosque nativo y la ley es clara en eso; toda la vegetación que se encuentra sobre el cauce de un rio, está en zona roja de montes nativos. Esto es como poner una curita a una herida de bala”, opina el especialista.
“Estos análisis preliminares se hicieron por sub-cuenca pero puede resultar un desastre ambiental de consecuencias impredecibles. El proyecto debería estar acompañado por un estudio de impacto ambiental debido a la construcción de una enorme cantidad de lagunas y represas”, señala una de las fuentes consultadas, quien además pone en duda el rigor científico del informe. “También hay que tener en cuenta que cada construcción de lagunas significa cambios de uso del suelo y esto implica que para construir estas presas hay que hacer caminos para llevar los materiales. Esto abre la posibilidad de nuevos emprendimientos cercanos a esas lagunas, más desmontes. La verdad que hay que exigir que presenten con el proyecto todos los planos, cálculos e impactos que puedan hacer y que se explicite detalladamente cuánto costará, porque será una obra faraónica”, concluye una especialista de la UNC.

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