Sabido es que la gestión actual del gobernador Llaryora sigue los pasos de su antecesor, Juan Schiaretti, en materia de políticas ambientales y un botón de muestra es la bomba de tiempo que ha activado el gobierno provincial con la inminente inauguración del tramo de la Autovía de Punilla que atraviesa Cosquín a lo largo de 5,6 kilómetros. La mitad de ellos, dentro de la jurisdicción de un área natural protegida.

Un añoso y extenso bosque autóctono de Guindillos, fauna silvestre serrana y reservas de agua con un futuro incierto ante la inacción del Ministerio de Ambiente cordobés.

Córdoba aún no se recupera de los incendios que asolaron su territorio serrano durante los últimos meses cuando la pasividad del área ambiental provincial amenaza un pulmón vital de Punilla, aun estando protegido en los papeles por la Reserva Municipal Río Yuspe – Cosquín y la Reserva Hídrica Natural Provincial Los Gigantes; una esencial fábrica de agua que constituye una de las venas más valiosas de la región. El corazón del bosque chaqueño serrano de la región, bajo amenaza.

El tramo de la nueva autovía que atraviesa territorio coscoíno demandó la construcción de un puente sobre el río Yuspe que, por decisión de la empresa constructora SACDE y  de Caminos de las Sierras S.A dejó abierta la puerta trasera de 2600 hectáreas que fueron declaradas reserva natural hace apenas 10 meses.

AMBIENTE, NI MEDIO

Sin ningún fundamento, los entes gubernamentales y la empresa constructora habilitaron accesos al río Yuspe desde el nuevo pavimento que debía ser -según los discursos oficiales- una vía rápida para el tránsito fluido en la región. Sin embargo, terraplenes dispuestos en ambos lados del puente determinan una improvisada playa de estacionamiento para vehículos y hacen prever una invasión turística descontrolada por el acceso masivo de visitantes en una de las áreas naturales protegidas mejor conservadas de la provincia…hasta hoy.

A semanas de la inminente inauguración, los reclamos a los organismos provinciales no cesan, intentando prevenir impactos ambientales aún mayores en la Reserva Natural Cultural Río Yuspe Cosquín (2600 hectáreas) y en la Reserva Hídrica Provincial Los Gigantes (84000 hectáreas).

A pesar de un cúmulo de advertencias, pedidos y sugerencias contenidas en estudios, informes, reuniones e incluso la convocatoria de funcionarios de primera línea del Ministerio de Ambiente en el lugar -un territorio con tradición de conservación de más de 30 años- hasta hoy, el organismo ambiental de la provincia respondió los pedidos de manera informal y las acciones concretas solicitadas todavía no se aplican en el lugar.

Sucede que la empresa constructora SACDE y la estatal Caminos de las Sierras S.A después de remover el suelo en el lugar para edificar la estructura de hormigón sobre el río Yuspe no eliminaron los terraplenes de tierra que usaron para la construcción. Esos taludes montados en ambos costados del nuevo puente establecieron espacios abiertos, creando indirectamente un espacio de estacionamiento al costado de la autovía. Eso abre una puerta para que los vehículos se detengan y las personas ingresen fácilmente en territorio protegido sin ningún tipo de control. Actualmente, sin la autovía habilitada de manera oficial, ya lo están haciendo motos y cuadriciclos, según el testimonio de pobladores de la zona.

 

EL MISTERIO DE AMBIENTE

Estas Reservas, además de los servicios ambientales que brindan a la región, atesoran bosques bien conservados de una especie de árbol autóctono particular: el guindillo.

Los reclamos de pobladores, técnicos y científicos hace más de seis meses que alertan sobre el problema para que se tomen las medidas necesarias que prevengan esta invasión humana en territorio protegido. En ese lapso de tiempo, funcionarios del Ministerio llegaron a comprometerse para tomar las medidas requeridas, aunque hasta ahora no las hicieron efectivas.

Concretamente, lo que se sigue pidiendo a contrarreloj, es que bloqueen con guardarraíles los laterales de la Autovía que atraviesa Cosquín, incluidos los 2, 8 kilómetros que corresponden a la Reserva Municipal y que eliminen las dos bajadas vehiculares -ya que se transformarían en nuevos accesos desde los costados del puente- para evitar el estacionamiento descontrolado de vehículos y el acceso masivo de público dentro de la reserva municipal; colocación de reductores de velocidad; implementación de un control con radar; y pasafaunas para evitar el atropellamiento de animales silvestres, impidiendo que ese sector de la autovía se transforme en un verdadero cementerio de fauna.

Como ejemplo de esta amenaza, en el actual mes de noviembre, registraron un ejemplar de oso melero transitando por la autovía que, por suerte para él, aún no está habilitada. También, existe el pedido de la instalación de una casilla de control para guardaparques en ese nuevo espacio de ingreso al área natural protegida.

Hasta hoy, nada de eso ha tenido respuesta desde el Ministerio.

 

“CON TODA LA INFORMACIÓN DE ANTEMANO AÚN NO VEMOS NINGUNA MEDIDA EN EL TERRENO, SALVO ALGUNOS CARTELES”

Meses atrás, se lanzaron las primeras advertencias con datos que avalaban la urgencia para tomar estas medidas de prevención. Sin embargo, hasta ahora informes técnicos y estudios científicos producidos por expertos en manejo de fauna y de áreas naturales protegidas no han logrado despertar el interés por conservar la biodiversidad y el patrimonio natural de estas áreas protegidas por parte de los funcionarios de Ambiente provincial.

 “Si ese bosque es quemado, invadido o degradado por un uso masivo -y descontrolado- de público que ingresa por el puente a ambas Reservas Naturales, no habrá acciones de restauración o remediación posteriores posibles que sean suficientes para reparar esa pérdida de biodiversidad”, afirma Verónica Quiroga, Dra. en Biología e investigadora del CONICET-UNC y agrega: “sin embargo, teniendo toda la información de antemano, aún no vemos ninguna medida en el terreno, salvo algunos carteles indicadores.”

Sucede que los datos obtenidos a partir de muestreos de campo serios y sistemáticos realizados en el invierno pasado demostraron la existencia de una biodiversidad extraordinaria en el lugar, lo que resulta clave para justificar que se tomen medidas para mitigar los impactos de esta obra vial millonaria.

 

UN ATROPELLO AMBIENTAL EN LA AUTOVÍA DE PUNILLA

Gran parte de este territorio que se ve amenazado hoy, reviste las categorías de zona Roja y Amarilla, contempladas en la Ley de Ordenamiento Territorial de Bosques Nativos: “El manejo de un sector de la Reserva llamado “Las Galerías» será imposible con esa brecha que dejaron abierta…y tarde o temprano asistiremos a la catástrofe del fuego sobre un bosque que nunca se quemó” indica Horacio López, técnico en Administración de Áreas Protegidas y exGuardaparque de los Parques Nacionales Quebrada del Condorito (Córdoba) y Sierra de las Quijadas (San Luis).

“Esos terraplenes que funcionan como nuevos accesos -en jurisdicción de la Reserva Yuspe- deberían ser bloqueados de manera efectiva,  ya sea cavando importantes zanjas, poniendo vallas de premoldeados o cerramientos completos con guardarraíles en toda la banquina aledaña al puente y al Bosque de Guindillos ubicado al norte del Río Yuspe. Hay que “blindar” ese tramo de la Reserva” señala López y agrega que “inaugurar la autovía, así como está, sería un nuevo atropello ambiental para Cosquín porque dejarían en una situación casi inmanejable el territorio protegido.”

 

MAMÍFEROS, REPTILES Y AVES

El estudio más reciente sobre biodiversidad de la Reserva Municipal Yuspe Cosquín, realizado por Quiroga y López junto a la Secretaría de Ambiente de Cosquín, arroja datos concretos obtenidos a partir del registro realizado por cámaras trampa que revela la presencia de gran cantidad de fauna autóctona: el estudio sobre el hábitat de animales silvestres se suma a los estudios científicos de vegetación realizados por investigadores de Córdoba como Marcelo Cabido y Ana Cingolani que a través de mapas demostraron que en el área protegida comienza la presencia de bosque nativo maduro, caracterizado por la especie conocida como Blanquillo o Guindillo: “Se trata de una especie de árboles particular que no está muy distribuida en las sierras de Córdoba” explica Quiroga y agrega que “sólo está presente en zonas muy específicas en el valle de Punilla: en esta cuenca del Yuspe y en la del río San Antonio, con bosques añosos de guindillos.”  

Horacio López da cuenta que “esta conjugación de bosque nativo con la presencia de numerosas especies de animales autóctonos en su interior indica que el lugar tiene un alto valor para seguir conservándolo.”

 

“LAS ALCANTARILLAS NO SON PASAFAUNAS, SON ALCANTARILLAS”

Una de las preocupaciones del caso está relacionada con el atropellamiento de la fauna silvestre que se desplaza por la zona. La respuesta que hasta ahora ha dado el Ministerio de Ambiente es usar las alcantarillas de la Autovía como ecoductos -alternativa propuesta por especialistas ante la ausencia de pasafaunas previamente pensados y diseñados para tal fin- pero las mismas aún no están acondicionadas como tales, o sea que los animales aún no las usan y se están acostumbrando a cruzar por el trazado vial, como fue el caso del oso melero antes mencionado.

Al respecto, López remarca que “las alcantarillas no son pasafaunas, son alcantarillas” y explica que “los premoldeados de cemento que dividen ambas manos de la Autovía son una barrera infranqueable para los animales: una trampa mortal para la fauna.” Para Quiroga y López, el tema de los pasafaunas en ese tramo tampoco está resuelto a días de su inauguración.

“Últimamente, el gobierno provincial usa frases como “preservar lo que todavía se encuentra en buen estado” o habla “de remediación y reforestación” como respuesta a los incendios o desmontes, pero lamentablemente estas acciones no son mágicas, porque para que un programa de reforestación sea viable hay que hacer un seguimiento durante muchos años, hay que controlar el uso del lugar porque donde existe la ganadería, por ejemplo, hay especies que no se van a recuperar y la diversidad de un bosque no pasa por poner tres o cuatro especies. Es decir, cuando se pierde un bosque es sumamente difícil recuperarlo y demanda décadas, si es que logra sobrevivir”, remarca el técnico en Administración de Áreas Protegidas y finaliza diciendo que “por ahora, hacen una propaganda terrible sobre preservar lugares para conservar: bueno acá tienen uno y es muy importante. Pero no han hecho nada de lo que dicen que hacen.”

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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