Los sectores más vulnerables en el centro de la crisis climática que se avecina.
Existe una construcción, en el ideario colectivo, de que el cambio climático es un asunto de quienes tienen tiempo y la panza llena, con la figura de un oso polar confundido sobre un pedazo de hielo. La crisis climática deja como víctimas a los mismos sectores olvidados por el Estado. En la Argentina, la perspectiva ambiental no puede quedar fuera de la toma de decisiones.
En diciembre de 2019 se aprobó en la Argentina la Ley 27520 de presupuestos mínimos de adaptación y mitigación al cambio climático global. A partir de su reglamentación en el día de hoy, la ley representa la posibilidad de dar solución a conflictos socioambientales históricos. Los fenómenos climáticos extremos exigen que las medidas de adaptación no continúen demorándose.
El cambio climático ha tomado mayor visibilidad en las agendas políticas mundiales. Se han intensificado fenómenos como el aumento en la temperatura media global, la reducción de las superficies cubiertas con hielo y nieve, modificaciones en los patrones de lluvia, el alza en el nivel del mar y los cambios en la ocurrencia e intensidad de los eventos climáticos extremos. Estas transformaciones en el clima están dando como resultado impactos económicos, sociales y ambientales.
Son los gases de efecto invernadero (GEIs) y su alta concentración en la atmósfera los causantes del aumento de la temperatura terrestre. La principal causa se relaciona con las actividades humanas como la generación de energía, cambios en el uso del suelo, agricultura y gestión de residuos. Estados Unidos y China son los mayores generadores de emisiones. A pesar de ello, en noviembre de 2020, se concretó la salida de EE.UU. del acuerdo consensuado para hacer frente al cambio climático, el Acuerdo de París.
HABLAR DE CAMBIO CLIMÁTICO ES HABLAR DE DESIGUALDAD
Los sectores empobrecidos de los países en desarrollo que contribuyen históricamente con una menor cantidad de emisiones de gases son los más vulnerables a los efectos del cambio climático.
En el municipio bonaerense de Lanús, en Villa Caraza, se conformó la Unión Vecinal Barrio Nueve de Julio. A menos de diez minutos del centro municipal se acumulan cientos de reclamos por un suministro eléctrico deficiente. Cortes de luz a lo largo de todo el año que se intensifican con las tormentas y en las épocas de mayores temperaturas. “Estamos cansados de ser ciudadanos de segunda, ya se perdieron en un incendio las vidas de unos chiquitos en el barrio”. Las palabras pertenecen a Gabriela Rodríguez, referente de la Unión Vecinal. El episodio que menciona es uno de los ocurridos en junio de 2017: una casa habitada por cuatro familias se incendió porque la vela que usaban para iluminar, a falta de suministro de luz, cayó y la llama se extendió. El cuadro de situación que se vive en el municipio que administra Néstor Grindetti se replica a lo largo de todo el conurbano.
La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), en el año 2017, instó a priorizar la instrumentación de estrategias de adaptación al cambio climático que permitan la reducción de la vulnerabilidad de la región ante los impactos asociados a la intensificación de los fenómenos meteorológicos. El año 2020 fue identificado como uno de los tres más calurosos desde que se tiene registro. ¿Es entonces momento de comenzar a adaptar los barrios a las contingencias que se avecinan?
MÁS TEMPRANO QUE TARDE: EL FUTURO YA LLEGÓ
La Ley 27.520 de adaptación y mitigación al cambio climático global fue sancionada el 19 de diciembre de 2019. Entre sus objetivos se establece “reducir la vulnerabilidad humana y de los sistemas naturales ante el cambio climático, protegerlos de sus efectos adversos y aprovechar sus beneficios”. La vulnerabilidad no solo depende de las condiciones climáticas adversas, sino también de la capacidad de la sociedad de anticiparse, enfrentar, resistir y recuperarse de un determinado impacto. La adaptación es un proceso de aprendizaje que requiere ser interdisciplinario, multidimensional y transversal, tomando como eje fundamental las dinámicas territoriales, el conocimiento local y el papel de los individuos, las organizaciones de la sociedad civil y el gobierno.
No se puede ignorar la paradoja temporal donde se observa que el fenómeno del cambio climático implica horizontes de mediano plazo pero que requiere actuar en lo inmediato, atendiendo a los períodos de construcción y uso, por ejemplo, de obras de infraestructura.
Antes de que el Estado llegue, las soluciones comienzan a gestarse en los territorios, más precisamente en Florencio Varela. Alumnos y alumnas de la carrera de Gestión Ambiental de la Universidad Nacional Arturo Jauretche, crearon un espacio llamado MI HOGAR SOSTENIBLE. Su propósito es alcanzar educación ambiental y herramientas -a los barrios aledaños- que permitan utilizar los recursos existentes de manera más eficiente. Una de sus integrantes, Guillermina Abrahamowicz, dijo: “Las acciones deben pensarse dentro de la etapa de adaptación para enfrentar la crisis climática, además necesitamos un sistema de alerta temprana eficiente, que nos permita anticiparnos a los fenómenos intempestivos”. En este sentido, el Servicio Meteorológico Nacional anunció un nuevo Sistema de Alerta Temprana que otorga información oportuna frente a la posible ocurrencia de una amenaza meteorológica, con el objetivo de apoyar la toma de decisiones de todos los sectores de la población. Proporcionará a la sociedad un sistema de información gráfica sobre amenazas meteorológicas potenciales y su vigilancia.
El aumento en la frecuencia e intensidad de los eventos extremos se pueden observar en Colombia con la destrucción ocasionada por la llegada del huracán Lota. En el plano local, en la provincia de Mendoza, una tormenta dejó en minutos un saldo de calles inundadas, árboles caídos, servicios interrumpidos y el fallecimiento de un joven de 14 años. Las medidas de adaptación en infraestructura, suministro eléctrico, sistema de salud y servicios de emergencias no deben demorarse.
Felicitaciones!!