El 4 de enero de 2019 comenzó a plasmarse un proyecto del gobierno de Tierra del Fuego, bautizado como CORREDOR CANAL COSTERO DEL BEAGLE, en el extremo sur de Argentina.
Desde hace un año y medio, diferentes sectores de la sociedad fueguina vienen alertando sobre el verdadero propósito de esta nueva ruta costera que consideran innecesaria.
El verdadero propósito, afirman desde diversos sectores, va de la mano de la instalación de salmoneras noruegas en el canal de Beagle, una industria ictícola que ya ha provocado estragos socio-ambientales en Chile.
Falta de información e intenciones no muy claras son el común denominador de este proyecto que, en el punto más austral del mundo, genera controversias.
Mientras tanto, la empresa constructora Juan Felipe Gancedo S.A sigue cometiendo irregularidades significativas en torno a un trazado que recorre 132 kilómetros, partiendo desde Ushuaia hasta el austral Cabo San Pío, afectando zona roja de bosque nativo del ecosistema andino-patagónico.
Perjuicios ambientales, arqueológicos y paleontológicos en «el fin del mundo».
EL PEZ POR LA BOCA MUERE
“Creemos que el proyecto de la apertura del Corredor Costero del Canal Beagle viene de la mano de la instalación de la industria salmonera y que ese es el verdadero objetivo de la nueva ruta, pero como el gobierno sabe de antemano que acá nadie le tiene simpatía a las salmoneras, lo vienen ocultando” indica María Laura Borla, Guía Nacional de Turismo e integrante de la Asociación de Profesionales en Turismo de Tierra del Fuego (APROTUR).
La profesional del turismo agrega que “el movimiento anti-salmoneras es muy fuerte en Tierra del Fuego. Descubrimos que el proyecto del Corredor del Beagle va de la mano de las salmoneras y lo quieren disfrazar de una ruta con objetivos turísticos. Desde hace meses estamos tratando que el gobierno recapacite y no desarrolle ninguno de estos 2 proyectos que son sumamente negativos, tanto para el turismo como para la pesca”, señala Borla.
La nueva ruta 30 que plantea el gobierno fueguino corre paralela a la costa del canal Beagle, un sitio de máxima jerarquía en cuanto a lo escénico, único tramo de la costa argentina -de varios miles de kilómetros- que conjuga el mar con la montaña y el bosque: “a medida que avanza el sur por la costa este de Tierra del Fuego, aparece el bosque andino patagónico compuesto por lengas, cohiues, ñires y otras especies arbóreas, justamente en la zona que van a intervenir con el nuevo trayecto”, explica María Laura Borla y agrega que “son paisajes de una singularidad máxima. Este tipo de ambiente está protegido en una franja de 6 kilómetros dentro del Parque Nacional Tierra del Fuego pero el resto de la costa, principalmente a lo largo del canal Beagle, no está resguardado”, indica.
ALCEN LA BARRERA PARA QUE PASE LA SALMONERA
En febrero de 2017, el presidente Macri anunció en Río Negro el Plan Patagonia; un proyecto regional que, según aseguraban desde el gobierno nacional, estaba enfocado en el desarrollo regional del sur argentino.
En marzo de 2018, en el marco de este Plan, los gobiernos de Argentina y Noruega firmaron el «Proyecto de Acuicultura Nacional» en el contexto de la visita de los reyes Harold y Sonia de Noruega a nuestro país. La firma tuvo lugar en Casa Rosada, con la presencia del ministro de Agroindustria, Luis Miguel Etchevehere.
Esta iniciativa surgió del trabajo conjunto que desde hace más de un año y medio venían realizando Innovation Norway del Reino de Noruega, el Ministerio de Agroindustria de la Nación, la Agencia Argentina de Inversiones y Comercio Internacional (AAICI), Jefatura de Gabinete de Ministros y el gobierno de Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur.
Dentro del marco específico de lo convenido en aquella oportunidad, se destacaba el estudio de las aguas del Canal de Beagle de Tierra del Fuego para evaluar la factibilidad del desarrollo de la acuicultura.
Desde entonces, el rechazo surgió desde los más diversos sectores de la sociedad fueguina expresando su preocupación por las sospechas, cada vez más fundadas, sobre proyectos de instalación de centros de cultivo de salmónidos en el canal. Tras los antecedentes de las salmoneras en Chile, la preocupación gira en torno a esta actividad que dejó en el país vecino daños graves y tal vez irreversibles sobre valores ecológicos, económicos, culturales y estéticos en uno de los sectores más sobresalientes del ecosistema marino austral.
EL CANAL QUE ABRIÓ UNA GRIETA
Acerca del ecosistema que afectará el proyecto oficial del gobierno fueguino, María Laura Borla señala a Sala de Prensa Ambiental que “el canal Beagle es un espacio natural por donde circula aguas marítimas y que une las aguas del océano Pacífico con las del Atlántico y es el único lugar de nuestro país que conjuga la montaña con el bosque nativo y el mar. Esto genera un ecosistema que es muy poco frecuente en el mundo”.
«Desde el inicio, muy poco se preocuparon los funcionarios en que la empresa cumpliera con todo lo que tenía que cumplir: la constructora Juan Felipe Gancedo S.A presentó un Estudio de Impacto Ambiental que parecía un informe de un estudiante que quería desaprobar, pero el gobierno lo consideró de buena calidad. También, presentaron un Estudio de Impacto Arqueológico y Paleontológico que era vergonzoso e igualmente lo aprobaron. Llevaron adelante una Audiencia Pública pero no tomaron en cuenta lo que los pobladores dijeron”, asegura Borla.
LA MINA DEL REY SALMÓN
Desde Tierra del Fuego, señalan que Juan Felipe Gancedo S.A es una de las constructoras más beneficiadas por adjudicaciones para obras públicas, por parte de la actual gobernadora Rosana Bertone, quien aspiraba a ser reelecta pero fue derrotada en las urnas en las últimas elecciones provinciales el mes pasado.
“Cada vez más profesionales de nuestra Asociación -señala Borla- se fueron dando cuenta que el Corredor Costero del Beagle no sería una contribución para el turismo porque que lo proyectan hacer es una ruta que atraviesa una zona frágil y de altísimo valor paisajístico. Finalmente, toda nuestra Asociación asume una postura contraria al proyecto porque es obvio que no tiene el objetivo turístico que alegan las autoridades”.
Nancy Fernández Marchesi, especialista en Educación Ambiental y presidente de la Asociación Mane’kenk de la provincia fueguina, señala que “presentamos ante la Justicia un recurso de amparo por intereses difusos para detener esta obra: una ruta costera que va desde Ushuaia hasta Cabo San Pío, recorriendo 132 km y que afecta a tierras vírgenes. Este proyecto que quiere llevar adelante el gobierno es muy resistido por la comunidad, porque además, supone un gran endeudamiento externo para la provincia”.
El 1 de marzo de 2017 la legislatura de Tierra del Fuego sancionó la ley 1149, que determina las obras a las que se deberán destinar los recursos de la emisión de títulos de deuda realizada por la Provincia, entre ellas la realización del Programa de Desarrollo Costero Canal Beagle, por un valor estimado en ese momento en $1 533 095 089. Por la Ley de obra pública, y en el marco de un proceso de ajuste de precios a nivel nacional, este monto puede ajustarse hasta un 20%. Un año después, el 5 de abril de 2018, el Gobierno provincial adjudicó la obra a la empresa constructora “Juan Felipe Gancedo S.A.” por un valor de $1 7000 000 000.
El 4 de enero pasado, la obra inició su primer tramo sobre un camino preexistente: “Son muchas las denuncias que se hicieron porque han vulnerado todas las reglamentaciones vigentes. Tratamos de evitar que, por lo menos, esta empresa abra nuevos tramos en estas condiciones porque si en el camino preexistente está haciendo los estragos que están a la vista, no nos queremos imaginar lo que puede llegar a ser en los nuevos trayectos que tienen que desarrollar”, afirma María Laura Borla.
“Hay bosques, turbales y yacimientos arqueológicos que son los que más en riesgo se ponen con esta obra. Sospechamos que el objetivo final es facilitar la instalación de salmoneras porque la traza de la nueva ruta es coincidente con los lugares donde el gobierno estaría interesado en instalar salmonicultura. Es muy casual esa coincidencia”, señala Nancy Fernández Marchesini.
Al respecto, Adrián Schiavini, doctor en Ciencias Biológicas e Investigador del CONICET en el Centro Austral de Investigaciones Científicas, señaló a Sala de Prensa Ambiental que “no me consta, pero es innegable que la presencia de una nueva ruta y un acceso mejorado para llegar a la costa del Beagle facilitaría muchísimo la logística de las salmoneras que requieren caminos para sacar su producción y para asistir todo lo que se produce en las jaulas: esta ruta facilitaría el trabajo de las salmoneras”, indicó el especialista.
“LOS SALMONES EN EL BEAGLE PUEDEN GENERAR UN DESASTRE AMBIENTAL”
Al ser consultado sobre el impacto que provocaría la industria salmonera en Tierra del Fuego, Nancy Fernández Marchesini señala que “hay aspectos ambientales, económicos y sociales que resultarían afectados. Respecto a los ambientales, las salmoneras implican la instalación de fauna exótica, lo que generaría un conflicto serio ante los escapes de salmones de sus jaulas: eso puede generar un desastre ambiental en el canal Beagle” sostiene la presidente de la Asociación Mane’Kenk.
Según indican desde ONGs fueguinas; la Secretaria de Ambiente, Desarrollo Sostenible y Cambio Climático de la provincia inició un sumario administrativo a la empresa porque no recepciona las notificaciones que le ha enviado por excesos en el ancho de la traza o desmonte de bosque que no estaba autorizado. «Esta sumatoria de hechos corrobora que la empresa está haciendo lo que se le da la gana porque tienen respaldo dentro del mismo gobierno en el Ministerio de Obras y Servicios Públicos”, declara María Laura Borsa.
BAJO LAS MÁQUINAS: EL PATRIMONIO ARQUEOLÓGICO
Nora Loekemeyer, médica veterinaria y especialista en planificación de áreas naturales protegidas señala que “no hicieron Estudios de Impacto Arqueológico como correspondía, la empresa hace lo que quiere”.
Loekemeyer se refiere a otro punto controversial que llevan las ONGs y centros de investigación científica como reclamo al gobierno provincial: la protección del patrimonio arqueológico y paleontológico ya que aseguran “es esencial su resguardo porque basamos muchas de nuestras actividades en la riqueza arqueológica de nuestra provincia, que se refiere al intangible valor de llegar a un lugar que tal vez fue ocupado hace 8000 años por los primeros pobladores: los vestigios están debajo de nuestros pies en esa zona”, señala María Laura Borsa.
¿QUÉ SON LAS SALMONERAS?
Al respecto, Adrián Schiavoni, biólogo del Centro Austral de Investigaciones Científicas explica que “las salmoneras son una serie de jaulas de red de grandes dimensiones que, en general, se agrupan en trenes de 10 jaulas y en ellas se colocan peces para engordar”.
“Las jaulas, prosigue el especialista, flotan en el mar y en ellas colocan a los salmones jóvenes a los que se nutre con alimento balanceado. El problema con esta industria es que una gran cantidad de esas sustancias no son consumidas por los salmones y termina en el fondo marino representando materia orgánica en exceso para el sistema; a eso hay que sumarle la orina, defecaciones y los salmones muertos”.
Según explica el Dr. Schiavini, “esa materia orgánica acumulada en el fondo marino acaba indigestando al sistema de bacterias, hongos y microorganismos que procesan la “lluvia” de material muerto. Los sistemas marinos están adaptados para procesar esa basura pero cuando se les coloca una jaula de salmones encima, la cantidad de desechos que termina en el fondo marino es tan grande que el sistema no puede procesarlo, lo que deriva en la presencia de fondos anaeróbicos donde las reacciones químicas que procesan la materia orgánica no tienen oxígeno y los organismos que comienzan a proliferar no deberían estar allí. Esa es la primera consecuencia”, señala el investigador del Centro Austral de Investigaciones Científicas (CADIC) y agrega que también “se producen una serie de efectos asociados; el más visible es el incremento de la presencia de lobos marinos, cormoranes y gaviotas que bucean para atrapar peces: para estos animales la presencia de jaulas con salmones equivale a disponer heladeras repletas de comida para los humanos, en una calle de cualquier ciudad.
Schiavini explica que “los lobos marinos intentan penetrar en la jaula y terminan rompiéndolas, lo que produce el escape de esta especie exótica al medio ambiente. Para evitar que estos animales alcancen a los salmones, los acuicultores difunden sonidos de orcas o depredadores, disparan con armas de fuego al aire, pero al final terminan emprendiéndola contra los lobos y los matan a palos, disparándoles o pegándoles hachazos; esa ha sido la solución que históricamente se ha llevado adelante en Chile”.
Otro problema considerable resaltado por el especialista es el escape de estos peces: “siempre los va a haber, ya sea por ataques de lobos o por eventos climáticos que rompan las redes lo que hace que estos animales exóticos terminen en el medio ambiente y muchos de ellos mueran porque solo saben comer alimento balanceado. Los que logran prosperar se alimentan de fauna nativa y terminan compitiendo o predando especies locales”, indica Adrián Schiavini.
“Otra consecuencia ambiental -asegura el especialista- es el uso excesivo de antibióticos, antifúngicos y de pinturas antiinscrustantes porque cuando se colocan las jaulas en el mar se instalan en ellas una serie de organismos, entre ellos pequeños crustáceos, moluscos y algas que normalmente ocupan las rocas. Esto hace que las redes se sobrecarguen de peso y se rompan, por eso las pintan con antiincrustantes que liberan compuestos tóxicos al mar. Por otro lado, los salmones al estar hacinados en jaulas son proclives a contagiar enfermedades y para evitarlo les aplican grandes cantidades de antibióticos en la comida. Estos antibióticos terminan generando resistencia en las bacterias originales presentes en el mar”.
Sala de Prensa Ambiental consultó la opinión de un técnico del gobierno de Tierra del Fuego quien tras pedir no ser identificado, se refirió al polémico plan: “la provincia basa su proyecto en intereses noruegos que se instalaron en Chiloé (Chile) hace unos años. Desde entonces, estas salmoneras generaron, recurrentes disturbios ambientales en la región». Al definir qué son las salmoneras, señaló que “se trata de una especie de feed lots donde existe una gran concentración de nutrientes en un espacio muy reducido y en el que conviven un montón de animales apiñados; eso genera mayor posibilidad de transmisión de enfermedades, infecciones y hongos, por lo tanto, para lograr este crecimiento intensivo tienen que utilizar medicamentos, antibióticos, antifúngicos. Los desechos de lo que no comen más los excrementos de los peces eutrofican esa zona aumentando las posibilidades de la aparición de una marea roja, porque hay un crecimiento elevado de algas” y agrega que “la oposición a la instalación de salmoneras en Tierra del Fuego no es antojadiza porque ya se ha visto el perjuicio que causan. El año pasado, en la zona de Chiloé hubo un escape de 700 000 salmones de la jaulas”.
Los impactos negativos de la industria salmonera no solo pueden reflejarse en el aspecto ecosistémico, sino que también dejan sus huellas en las comunidades donde se asientan: “Para observar las consecuencias socioeconómicas de esta industria tenemos que mirarnos en el espejo de lo que ha sido la industria salmonera en Chile, porque es la misma metodología que se intenta replicar en el canal Beagle argentino”, explica el investigador del CADIC: “En esencia, la industria salmonera ha tenido altísimos índices de empleo informal y lo más grave es la mortalidad de buzos de trabajo producida por condiciones laborales y de seguridad muy pobres. Estos trabajadores tienen que sumergirse en profundidades de 30 o 40 metros lo cual representa un trabajo muy riesgoso y en lo que va del año han muerto decenas” señala Schiavini y finaliza diciendo: “Cuando las industrias salmoneras se dan cuenta que ya han podrido demasiado el fondo, han utilizado demasiados antibióticos y, a pesar de eso, siguen reproduciéndose enfermedades en sus productos, se desplazan hacia otras caletas o fiordos para aprovechar lugares nuevos y prístinos, dejando el tendal de trabajadores desocupados por detrás”.
“Las salmoneras son una industria de la muerte, por más que nos la presenten en un plato con filete de carne rosada”, concluye el investigador del CONICET.
“NO PERMITAN QUE HAYA SALMONERAS EN ARGENTINA”
Tanto del lado chileno como en Tierra del Fuego, hay un fuerte movimiento social que se opone a la instalación de nuevas salmoneras. “Estamos en contacto con pobladores y organizaciones chilenas que nos vienen advirtiendo con un mensaje claro: no permitan que haya salmoneras en la Argentina”, afirma María Laura Borla y completa diciendo que “en Chile estos proyectos han sido desastrosos; nos han mostrado resultados, efectos e impactos de los desastres que suceden. Estuvieron a punto de instalarse frente al Canal Beagle, del lado chileno, pero las movilizaciones en rechazo fueron muy fuertes y nosotros apoyamos desde Ushuaia a los pobladores de una ciudad muy pequeña que se llama Puerto Williams, adonde llegaron los reyes de Noruega como los principales auspiciantes de este proyecto. Hubo mucha presión de los ushuaienses que acompañamos a los habitantes del lado chileno del Beagle. Finalmente, esa fue una batalla ganada porque las autoridades del país trasandino tomaron la decisión de no autorizar la instalación en ese lugar. Ya logramos que enfrente no se instalen pero en Ushuaia no está oficialmente reconocido que no se vayan a instalar”, indica la integrante de APROTUR.
En el Canal Beagle existen registros que testimonian la presencia de pueblos originarios nómades, hace unos 4500 años atrás. Por eso, también es llamado “canal Onashaga” que en lengua yagán significa “Canal de los Onas”.
En un tramo por donde pasa la ruta actual, desde diferentes organismos científicos fueguinos hubo un pedido expreso para que no desarrollen obras debido a que, hace unos 4 años, se descubrieron varios yacimientos alrededor; entre ellos hay restos que datan de 8000 años atrás. Al respecto María Laura Borla expresa que “la importancia de preservar estos sitios arqueológicos reside en conocer nuestro pasado: no podemos permitir que, por abrir un camino cuya utilidad no está muy clara, se destruya la posibilidad de descifrar un pasado que es parte de la historia de nuestro país”.
Sumado a esto, la región del Canal de Beagle cuenta también con un rico patrimonio paleontológico: “fósiles vegetales, de moluscos o de especies marinas”, subraya Borla y agrega que “en noviembre pasado, un Juez hizo lugar a nuestro pedido porque no había un Estudio de Impacto previo que permitiera preservar los yacimientos arqueológicos. Lo hicieron después, pero de dudosa calidad pese a lo cual la obra se inició igual cuando fue aprobado por el secretario de Cultura de la provincia. Un arqueólogo de esa dependencia se negó a firmar la aprobación del informe y lo despidieron”, comenta la especialista en turismo.
Según representantes de ONGs fueguinas consultadas por Sala de Prensa Ambiental, “En este momento estamos en una situación en que el Juez convocó a una audiencia por la preservación de los yacimientos arqueológicos, el único punto que quedó en pie de los que solicitamos se contemplen».
Nancy Fernández de la Asociación Mane´Kenk, finalmente señala que “el gobierno nunca respondió formalmente que desestimaba el proyecto de las salmoneras, solo ha respondido algunos informes diciendo que la empresa noruega aún no ha finalizado los estudios que están llevando adelante».
Ruta del Salmon,Corredor Bioceanico etc,nuevas redes para otra sangria historica de recursos a expensas de un ambiente sano. Al igual que la red ferroviaria de principios de siglo 20, auspiciada por el Imperio Britanico, esta ocurrencia real noruega nos sumerge en un atraso irreversible
Excelente informe de Periodismo Ambiental. Muy completo y objetivo, sobre la perversidad de la industria que debe evitarse.
tengo una propuesta, cerrar todas las multinacionales, y q cada uno coma lo q pueda cultivar…. seguro funciona… están mal del marote… y seguro estas cosas las cobran….