“La crisis energética, los recursos naturales, la pobreza, el libre mercado y la ecología se relacionan íntimamente”, asegura Enrique Leff, uno de los intelectuales más respetados del pensamiento ambiental latinoamericano y coordinador de la Red de Formación Ambiental del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA – ONU).
El PNUMA es un gigante a nivel mundial que, por ejemplo, fue responsable de la Convención sobre Cambio Climático en Kyoto, donde Estados Unidos abandonó la mesa de negociaciones; o la histórica Conferencia de las Naciones Unidas sobre Medio Ambiente y Desarrollo en Río de Janeiro que reunió, por única vez, a 168 presidentes de todo el mundo.
Enrique Leff, es un intelectual mexicano que se autoproclama ciudadano del mundo. Con su hablar, firme y pausado, dialogó con Sala de Prensa Ambiental sobre la problemática ambiental global. Con ello, entregó su cruda visión acerca de la realidad ambiental del planeta.
ENERGÍA POSITIVA
¿Tras las Convenciones Mundiales de Cambio Climático ¿Cuál es la postura del PNUMA en cuanto a la crisis energética mundial?
– La política del PNUMA es transitar hacia un uso de energías renovables y limpias. Tenemos muy claro que no se puede seguir por la vía de la explotación ilimitada de los hidrocarburos. Es una carrera hacia la in-sustentabilidad, porque de allí viene una de las razones más fuertes del calentamiento global del planeta.
– Ante esta situación, ¿Qué capacidad de maniobra tienen los países latinoamericanos, en el contexto que usted plantea?
– No mucha, porque están sujetos a inercias y condicionamientos del sistema económico y, lo que es más grave aún, cedieron en la construcción de su política de Ciencia y Tecnología, donde hubieron interesantes avances hacia el uso de energías renovables: el empleo del alcohol, por ejemplo, en Brasil, que se había iniciado en las década de los ’70.
Nuestros países fueron cediendo al imperativo del productivismo, de las ganancias en el corto plazo, de la alta productividad económica, y poniendo en segundo término la cuestión verdadera del manejo sustentable de los recursos naturales. La transición hacia energías limpias pasa por procesos de investigación científica y tecnológica. Europa y EE.UU. están haciendo un esfuerzo mucho más importante que nuestros países.
– ¿Los países de Latinoamérica -y el resto de las naciones pobres- están lejos de usar energías limpias y sustentables por una cuestión económica?
– En América Latina, deberíamos tomar en serio la necesidad de generar una política hacia la sustentabilidad. Una estrategia científica y tecnológica, una política del conocimiento para la sustentabilidad.
– ¿Cuál es la responsabilidad del PNUMA, en este contexto?
– El PNUMA participa en estas discusiones, acuerdos generales, en la Cumbre de Johannesburgo, las COP, etc., pero es responsabilidad de los países generar políticas educativas, de Ciencia y Tecnología, orientadas fuertemente hacia la sustentabilidad. Vivimos en un mundo cada vez más privatizado, donde el imperativo económico y el condicionamiento de la deuda externa, lleva a una mayor dependencia científica y tecnológica.
Esa es una verdad muy fuerte y penosa porque, repito, en la década de los ’70 había voluntad política en nuestros países. Surgieron los Consejos de Ciencia y Tecnología Nacionales, porque había un criterio de auto-determinación tecnológica.
Pero fuimos cediendo. Caímos en un proceso de importación de tecnologías y exportación de recursos naturales. Con ello, nos cerramos la capacidad de decisión interna y la de generar nuestros propios proyectos de futuro, de sustentabilidad. No es que no podamos, no es que no tengamos: tenemos los recursos naturales y las condiciones ecológicas que permiten, en nuestros países, adoptar medidas alternativas pero a eso hay que traducirlo en políticas y en acciones que generen los conocimientos para utilizar, de otra manera, la energía y los recursos naturales.
La ONU y las metas del milenio
– ¿Cuál es el sentido de fijar plazos tan cortos para los programas ambientales de la Naciones Unidas, como por ejemplo, los del Desarrollo del Milenio?
– Las metas del milenio están trazadas a partir de cuestiones tan básicas como reducir a la mitad la pobreza crítica y el abastecimiento de agua potable. Había que ponerse una meta; el problema no es si es cercana o lejana. La complicación es si tenemos los mecanismos para alcanzar esas metas. Realmente, ese es el problema: es decir, veremos si el libre mercado es capaz de alcanzar esas metas, en esos tiempos.
Hubo, hace diez días, una reunión del Fondo Monetario Internacional y del Banco Mundial, donde ellos mismos declaraban que sería muy difícil alcanzar esas metas.
Hay comunidades que, en otras condiciones, podrían satisfacer necesidades básicas sin tener el dólar que sirve para el intercambio de mercancías, y eso gracias a que los países más poblados del planeta, China e India, no se sujetan directamente a las políticas del Fondo Monetario Internacional y están haciendo milagros, alcanzando objetivos que nuestros países, mas sujetos a las reglas impuestas por el sistema económico, difícilmente van a poder alcanzar.
Los países de América Latina, vamos por un camino incierto.
– Habla usted del desarrollo de China e India, construido sobre la base de mano de obra esclava, sobre-explotación de los recursos y un régimen político autoritario…
– Sí
– ¿Ese es el camino?
– Yo no dije que es el camino, digo que la única meta que se va a lograr será en esas condiciones, las otras metas del milenio, ya lo expresan los medios y el propio FMI, serán muy difíciles de alcanzar. Hay que reducir a la mitad los peores males del mundo en los próximos años. Bueno, eso difícilmente se logre.
Pobre PNUMA
– Cuando el PNUMA apoya, económica, moral o científicamente a la Secretaría de Ambiente de un país determinado ¿Hacen un estudio de cuál es el nivel de corrupción, de eficiencia de ese organismo?
– No. Porque no le corresponde. El PNUMA no tiene el mandato ni los recursos para hacer evaluaciones a los gobiernos con los cuales colabora. El PNUMA, en América Latina, está empeñado en establecer un foro de ministros de medio ambiente que establezca una plataforma básica de cooperación y la generación de una agenda propia de los países de América Latina y el Caribe.
No tiene los mecanismos de la Organización de Estados Americanos (OEA) para condicionar ciertas políticas a una evaluación de la democracia en los países.
– No hablemos ya de condicionamientos sino de control ¿Controla el PNUMA, cuando aporta dinero para algún emprendimiento?
– Le voy a decir la verdad, no crea que el PNUMA es una gran agencia de financiamiento. Funciona con recursos muy limitados, no es el Banco Interamericano de Desarrollo, o el Banco Mundial. Es un promotor de instancias de cooperación a nivel de políticas generales.
– Tampoco tiene una postura ideológica determinada…
– Una postura ideológica… diría que tiene el compromiso con una transición hacia un desarrollo sostenible. Hay muchos caminos y el PNUMA está inserto en el contexto de esta globalización económica. Ahí está combatiendo por mostrar los temas importantes de la sustentabilidad, promoviendo los temas fundamentales del agua, de la sanidad, del manejo sustentable de los recursos naturales, de la biodiversidad.
Todos esos temas movilizaron al PNUMA para impulsar las convenciones de Cambio Climático, de la Biodiversidad. Pero son los países los que, finalmente, tienen que tomar las decisiones. Al Protocolo de Kyoto lo puede haber promovido el PNUMA pero, a la hora de ver su aplicabilidad y su puesta en marcha son los gobiernos quienes se reúnen y, según sus estrategias de poder, sus balances de fuerzas y sus intereses, toman las decisiones: Estados Unidos dice, “a mí no me interesa”, por ejemplo.
– Quiere decir que, últimamente, las Naciones Unidas tiene un poder más que limitado.
– Sí, seamos claros: el mundo ha visto el poder real que puede tener Naciones Unidas cuando debe enfrentar a las grandes potencias en temas como las guerras. Ese es el poder real.
La ONU no es un poder supremo; no es un poder por encima de; busca negociar, dirimir conflictos. Hay espacios en los cuales la intervención de la ONU tiene un papel muy importante: el apartheid en Sudáfrica en algún momento; pero cuando hay una cuestión como la guerra de Irak o cuestiones como el Protocolo de Kyoto, si el país mas poderoso de este mundo decide intervenir -o decide no intervenir-, la ONU no tiene una herramienta que le permita doblegar la voluntad política de la potencia más grande del mundo.
– Entonces, ¿En qué medida cumplen una función importante, estos organismos?
– Yo creo que es necesario que existan y, por eso, lo reclaman los mismos países. El resto de los Estados demanda que exista una instancia internacional que promueva los temas importantes, aliente acuerdos y negociaciones internacionales, porque de alguna manera, hay un avance. Hoy se habla de manejo ecosistémico de los recursos, del manejo del agua y la importancia de la biodiversidad.
El PNUMA puede movilizar el tema de la conservación de la biodiversidad, pero si las empresas transnacionales se unen para generar estrategias de poder en el conocimiento, inventan la transgénesis e invaden de transgénicos un país como la Argentina, bueno, ahí las Naciones Unidas no tienen el poder de intervenir.
– ¿En ese caso que acciones se siguen?
– ¿Se siguen o deben seguirse? Ese tipo de acciones no las debe tomar el PNUMA, sino la ciudadanía. Debe movilizar a los gobiernos en temas controversiales como el de los transgénicos. ¿Queremos, más productividad que supuestamente genera mas empleo y nos saca de la deuda o hay otros criterios fuertes en temas fundamentales?
Hoy en día, no hay que esperar de la lucidez, la benevolencia, o la ética intrínseca de las transnacionales; ni siquiera de los organismos internacionales.
Me pusieron en el lugar del PNUMA, pero soy una persona que escribe, que piensa; soy un ciudadano y yo hablo mas desde esa posición y desde allí: creo debe venir la lucidez de un movimiento social, que promueva la renovación de la educación. No solo el derecho, también la renovación.
Hay temas donde la ciudadanía no se organiza para proteger la biodiversidad, la gestión participativa y democrática del agua. El PNUMA moviliza el tema pero en los embates para la privatización, no puede decir: oiga, no va a haber una gobernabilidad global del agua. Ahí se mueven otros actores, entonces es la ciudadanía la que debe estar consciente y por eso es importante la educación ambiental, para organizarse políticamente y estar con la defensa de los intereses de los pueblos y de la sustentabilidad del planeta.
– ¿La revisión de los temas ambientales no puede fracasar, después de su aparición tempestuosa?
– Digamos que no ha llegado a ser explosivo. Espero que no sea eso, una cosa explosiva y que ahí termine, solo un brote de lucidez, un retoño incendiario por necesidades emancipatorias. Creo que hay una comunidad en la búsqueda de repensar al mundo, y de conducirlo a través de un proceso de creación de conciencia, de conocimientos; de forjar nuevas maneras de formar a las generaciones futuras y a las actuales. La educación no es solo para los niños, ahora es para nosotros también.