Douglas Tompkins el “ecologista norteamericano”, dueño de unas 500000 hectáreas en Argentina se declara en contra del uso de pesticidas como el glifosato, del monocultivo de la soja y propone una agricultura sin agroquímicos. El enigmático Filántropo se declara como parte de una ecología profunda mientras pone sus billetes en fideicomisos.
Tompkins salió a la luz a la par de Benetton, Ted Turner y George Soros, cuando en la década del ’90 decidieron adquirir enormes extensiones de tierra en el sur argentino. Pero a diferencia de otros extranjeros que acaparan tierras, Tompkins es más que un yanqui adueñándose de territorio argentino. Es un multimillonario de 70 años de edad, ex-propietario de empresas de indumentaria como Sprit y creador de las tiendas North Face, multinacionales que operan en más de 60 países.Montañista y ex – miembro olímpico de esquí de Estados Unidos, en uno de sus viajes descubrió Argentina y Chile, inspirado por los dogmas de un ecologismo pragmático y radical.
Su entorno lo define como un hombre sensible preocupado por la conservación del medio ambiente. Por ello, ocupado en la creación de parques nacionales privados, tanto en la Patagonia chilena y el sur argentino como, últimamente, en la provincia de Corrientes. “Tenemos cuatro fundaciones involucradas en la conservación de tierras con los fines de crear Parques Nacionales”, dice Tompkins a Sala de Prensa Ambiental, aunque en realidad el magnate norteamericano cuenta con seis poderosas ONGs: The Conservation Land Trust; Foundation for Deep Ecology, Fundación Pumalín ; Fundación Conservación Patagónica; Fundación Melimoyu y Fundación Yendegaia. Todas,avocadas a la educación, preservacion e investigación científica, además de financiar la adquisición de tierras para proyectos de conservación y el desarrollo de Parques Nacionales.
Además, en sus tierras de Corrientes, Entre Ríos, Misiones, Santa Cruz, Neuquén, Tierra del Fuego y Chile realiza, desde hace varios años, agricultura y producción orgánica biointensiva.
ACUÍFEROS PRIVADOS
Tompkins, trabaja sobre uno de los temas más sensibles del país como lo es el resguardo de los bienes naturales comunes. Sus áreas protegidas privadas están ubicadas en las mayores reservas de agua, en los acuíferos más importantes de la Argentina. Le preguntamos acerca del negocio de la conservación del agua y, algo molesto, nos respondió: “¿Qué quieren saber?, ¿Cuál es mi posición para cuidar el agua? No sé, francamente nuestras Fundaciones no trabajan sobre hipotéticos conflictos con el agua, solo compramos tierras y se las entregamos a la Nación, cuando está preparada para recibirlas; estamos ayudando a la Administración de Parques Nacionales. Donamos tierras, nuestras organizaciones compran y donan, ya lo hicimos en Monte de León, en la provincia de Santa Cruz, donde donamos 7000 hectáreas al Estado argentino y ojalá pase lo mismo con las tierras que tenemos en Corrientes. Sólo somos donantes”, afirma Tompkins, algo irritado por la pregunta.
Lo cierto es que este empresario hizo fortunas en el marco de la economía que hoy critica. De hecho, vendió acciones de varias de sus empresas para formar sus fundaciones: “El dinero que obtuve de la venta de mis Compañías lo puse como capital dentro de mis organizaciones. En Estados Unidos, el sistema impositivo permite la formación de Fundaciones, sin pagar impuestos, como un incentivo para la filantropía”.
Con respecto a su relación con los pequeños productores manifiesta: “Queremos que desarrollen el concepto de “economía eco-local”, una agricultura a pequeña escala para producir alimentos” y agrega que “George Soros –otro gurú financiero, inversionista y filántropo – es dueño de 500000 has de Argentina, Paraguay y Brasil, pero las maneja desde Washington”, dice el magnate norteamericano.
“Necesitamos una nueva economía porque el modelo económico y la idea actual que podemos crecer sin límite está destruyendo el mundo”, subraya. Hablando con un dificultoso español, toma posición en el campo ecologista vernáculo y propone una agricultura sin agroquímicos. También, declara que los impactos al medio ambiente de la minería a cielo abierto son extraordinarios y se pregunta “¿Qué podemos hacer para enfrentar la Megaminería?: Organizar la presión de la ciudadanía a través de las ONGs y el movimiento ambiental”. Sin embargo, es criticado por no admitir que las comunidades locales y las organizaciones socio-ambientales participen de sus proyectos.
LA FIDELIDAD, by Tompkins
Mucho se habla de la creación de un Parque Nacional en las provincias de Chaco y Formosa, abarcando 250000 hectáreas. “La Fidelidad”, es promovido por organizaciones ambientalistas de renombre como la Fundación Vida Silvestre Argentina, el Banco de Bosques, la Fundación Biodiversidad y la Red Yaguareté, entre otras ONGs locales. Por ello, desde hace tiempo, este proyecto se presenta como iniciativa ciudadana a nivel nacional. Lo que pocos saben es que en el corazón del campamento científico asentado en la estancia La Fidelidad, ocupan un lugar preponderante los técnicos de The Conservation Land Trust (TCLT), una de las Fundaciones de Tompkins.
Un campamento pensado para recibir posibles financiadores del fideicomiso. Desde allí, en el centro del monte chaqueño, se organizan vuelos que llevan como pasajeros a financiadores extranjeros.
“Tompkins, para algunos, ocupa el lugar que los terratenientes argentinos no ocupan”, dicen miembros de su organización que piden no ser identificados y agregan que“a los estancieros criollos les molesta Tompkins porque les resulta inconveniente que haya un extranjero con mayor poder económico que ellos, que les enrostre otro modo de producir y conservar”.
Lo cierto es que Douglas Tompkins es un ricachón que viene a comprar tierras y, consciente de su imagen, desliza un discurso de austeridad aunque presida la organización que maneja más recursos en Argentina, por lejos. Sus empleados no tienen súper sueldos, porque se adaptó a las reglas del mercado laboral argentino y a través de sus fondos acredita una tenencia de tierras como ninguna otra ONG.
Sin dudas, Tompkins tiene un peso específico, infraestructura y gente de su organización en el Chaco. TCLT tiene relaciones en todo los niveles, y llegada directa al gobernador del Chaco y al Ministro de Turismo de la Nación y el multimillonario norteamericano está inserto en una inmensa red relacionada a entes internacionales de financiamiento.
Un dato que resulta significativo acerca de la acumulación de tierras por parte de Douglas Tompkins, sus fundaciones filantrópicas y el aval político que logra desde el Estado, es que Argentina necesita cumplir con el compromiso internacional de preservar al menos un 10% de las distintas formaciones boscosas nativas, para el 2015, según los Objetivos de Desarrollo para el Milenio, acuerdo firmado con la Organización de las Naciones Unidas, por el entonces presidente, Néstor Kirchner. A un año y medio para el cumplimiento del plazo del Acuerdo, nuestro país solo tiene un 7,7% de su territorio protegido.
YO, FILÁNTROPO
“Doug”, como lo llaman sus amigos y seguidores en Argentina, es una de las personalidades más enigmáticas, que insiste en autoproclamarse como el más importante filántropo ambientalista a nivel mundial, entendiendo a la filantropía como un concepto que representa el amor al género humano. Por ello, utilizando a sus fundaciones conservacionistas como intermediarias compra sistemáticamente grandes extensiones de tierras para resguardarlas, con el objetivo final de entregarlas al Estado, según dice.
Así, llegó a adquirir quinientas mil hectáreas en Chile y en Argentina 18 estancias y campos privados de alto valor ecológico. En total, suma 810000 hectáreas y su proyecto actual más ambicioso es convertir a los Esteros del Iberá, en la provincia de Corrientes, en un Parque Nacional. Para ello, ya adquirió más de 138 mil hectáreas.
Con estas acciones, Douglas Tompkins ha logrado lo que nadie; dividió aguas entre los mismos activistas y científicos de la ecología: hay quienes lo acusan de ser un hábil latifundista maquillado de verde, que se está apropiando de las mejores tierras de estos dos países y quienes lo defienden sosteniendo que está haciendo lo que los Estados no hacen: preservar sus mejores ecosistemas.
Más allá de las controversias, lo cierto es que el único responsable que Tompkins acapare tierras es el Estado argentino, que desde hace dos décadas se lo permite.
MAR CHIQUITA HUELE A TOMPKINS
“Me reuní con el gobernador De la Sota y me planteó su idea de crear más Reservas Naturales en la provincia de Córdoba”, admite Douglas Tompkins y agrega que “el gobernador ha mostrado un gran entusiasmo en designar nuevos parques provinciales”
¿Trajo algún proyecto para De la Sota?, preguntamos. “No, no, él (De la Sota) me invitó a almorzar y charlamos sobre muchas cosas. Como conservacionista, siempre trato de plantear ideas a los dirigentes de la sociedad y, francamente, me mostró el mapa de la laguna de Mar Chiquita, y es un buen lugar para crear un Parque Nacional.”
¿Alguna de sus Fundaciones podría adquirir la Laguna de Mar Chiquita?
“No, no”, responde Douglas Tompkins con una sonrisa, dejando un halo de misterio flotando en el aire.
A los pocos días que Sala de Prensa Ambiental entrevistó al magnate norteamericano y éste admitiera que se había reunido con De la Sota, el gobierno provincial anunció la creación de un Eco-Park y la expropiación de 300000 hectáreas de la región de la laguna Mar Chiquita.