La polémica por los biocombustibles.
La crisis de los combustibles que afecta al mundo entero empujó a investigar nuevas formas de producir energías. Entre ellas, aparecieron los biocombustibles que aseguran energía a perpetuidad ya que utilizan como materia prima a recursos naturales renovables y además producen bajos niveles de contaminación. Pero sucede que las materias primas que utilizan podrían ser los alimentos que ayudarían a salvar millones de vidas en el planeta.
Nuestra civilización requiere combustibles para seguir funcionando: por la mañana, encendemos la luz, calentamos el café para luego subirnos al automóvil que nos hará llegar a nuestro lugar de trabajo. Allí, encendemos la computadora y el aire acondicionado y al mediodía, un motoquero trae nuestro almuerzo. Por la tarde, en un transporte público regresamos a nuestro hogar y encendemos el calefón para darnos una ducha reparadora…nuestra vida estaría completamente dislocada si no tuviésemos la energía necesaria para desarrollar nuestras actividades.
Pero a diario escuchamos que la crisis energética en el mundo se acentúa y los efectos del cambio climático comienzan a hacerse visibles. Los combustibles fósiles (carbón, petróleo, gas) se muestran en los umbrales de su agotamiento y además, generan gravísimos problemas de contaminación. Según los expertos, nuestro país tiene reservas petrolíferas que se agotarán dentro de 15 años y en el mundo en 50. Ante este panorama de crisis global, la respuesta planetaria, liderada por los países desarrollados, fue la investigación en combustibles renovables a partir de recursos naturales: las materias primas fueron la soja para producir biodiesel y el maíz para producir bioetanol.

PEOR EL REMEDIO QUE LA ENFERMEDAD

Sucede que en el mundo comienza a presentarse una crisis alimentaria a raíz de la demanda, cada vez mayor, de extensiones de cultivos para responder a la producción de biocombustibles, lo que se traduce en una situación de alimentos más caros y escasos.
Este aumento de los precios de los comestibles y la escasez de algunos productos agrícolas seguirá siendo una tendencia preocupante, según advierten los expertos economistas. En este sentido, el director de la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) advirtió que este fenómeno «amenaza la seguridad alimentaria de millones de personas, en particular a los países más pobres del mundo». Pero además, el biodiesel, que en sus comienzos se presentó como alternativa energética a los combustibles perniciosos para el ambiente, mientras utilice como materia prima a la soja, se convertiría en una gran topadora que seguirá arrasando montes nativos, motor de la deforestación para establecer sus cultivos.
Para Greenpeace, si esto sucede “el balance ambiental de un biodiesel en base a ese cultivo es claramente negativo e inaceptable”. Es que muchos países subdesarrollados están destruyendo sus selvas y bosques para realizar plantaciones para biocombustibles. La consecuencia de esto es justo la contraria de lo que se desea conseguir con los biocombustibles: los ecosistemas arrasados eran los que limpiaban el aire.

POR AHORA, MÁS PREGUNTAS QUE RESPUESTAS

Para el ing. Ricardo Santa Cruz, Director del Área de Medio Ambiente de la Consultora “Ambiente Laboral” de nuestra provincia, “la producción y uso de biocombustibles puede ser beneficioso si se plantean políticas que garanticen la reducción de los gases efecto invernadero y que no prevalezcan solo consideraciones de tipo económico. Si esto no fuera así, la producción y su uso podría tener consecuencias económicas, sociales y ambientales negativas: el aumento del precio de los alimentos, la destrucción de bosques, el desplazamiento de comunidades pobres, la erosión de suelos, pérdida de biodiversidad, contaminación por aplicación de fertilizantes y pesticidas; todo esto convertirá a los biocombustibles en un problema más que en una solución».
Por su parte, el Dr. Ramiro Rodríguez, experto en energías alternativas, de la Universidad Siglo XXI, sostiene que la discusión sobre los biocombustibles se centra en los que devienen de oleaginosas y otros cultivos comestibles. Si la producción del biocombustible desemboca en que hay que consumir 1.2 unidades de energía para producir 1 unidad, la ecuación energética no cierra y entonces todo se reduce a un buen negocio «momentáneo» para los productores de granos.
Por ahora, los biocombustibles han generado más preguntas que respuestas y quizás, el problema de fondo no sea la falta de energía, sino un modelo de consumo desenfrenado y artificial que agota recursos naturales y genera desigualdades brindando lujo y glamour para algunos y condenando a sobrevivir, en el mejor de los casos, a muchos otros.
            El bioetanol se obtiene a partir de maíz, sorgo, caña de azúcar, remolacha o de algunos cereales como trigo o cebada. Brasil y Estados Unidos son el principal productor de bioetanol, sumando juntos el 89% de la producción mundial.
            El biodiesel se fabrica a partir de aceites vegetales usados o sin usar. En este último caso se suele usar soja. El principal productor de biodiesel es Alemania, que concentra el 63% de la producción. Le sigue Francia con el 17%, Estados Unidos con el 10%, Italia con el 7% y Austria con el 3%.

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