En Argentina, desde hace meses, sobrevuela un proyecto impulsado desde China para invertir miles de millones de dólares en nuestro país con la idea de crear granjas industriales de cerdos que abastezcan la gigantesca demanda del mercado chino.
Lo cierto, es que algunas pocas industrias se verían beneficiadas con esta iniciativa que implica múltiples impactos socio-ambientales y solo beneficiaría a un reducido grupo de industrias cerealeras, a unos pocos empresarios rurales y a laboratorios que venden medicamentos para cerdos.
Lo que no mencionan los impulsores del proyecto es que implica incrementar, de manera drástica, la producción de soja transgénica y la aplicación de más agrotóxicos en diversas regiones del país abriendo la puerta para transformar a la Argentina en el chiquero más contaminado del mundo.